Wednesday 28 October 2009

"Con el calco en los talones" ve la luz

La historia ha demostrado que existen determinadas profesiones que perduran en el tiempo. Profesiones que por su relevancia y utilidad han permanecido como pilares de la cultura, de la sociedad… Éste es el caso de la traducción.


Jundishapur, Alejandría, Roma, Bagdad y Toledo han sido capitales históricas de la traducción que han permitido el intercambio cultural, enriquecido la sociedad, reforzado los fundamentos teóricos de las ciencias, la filosofía, la medicina, la religión, etc. La traducción es comunicación, es intercambio de conocimientos, es libertad, es arma militar (vital para los aliados en la II Guerra Mundial), es la universalización de principios y valores, es la posibilidad de que el mundo comparta unos derechos humanos, es la difusión cultural a todos los niveles.


Traducir es decir casi lo mismo permitiendo el intercambio unívoco de información y, por ende, la comprensión de un mensaje. Pero esta “definición” aun sencilla en apariencia guarda tras de sí un apasionante mundo en el que el traductor debe luchar contra los elementos, plazos, buscar y encontrar armas efectivas para enfrentarse al gran enemigo que constituye el texto en lengua origen, y vencerlo haciendo posible su total comprensión en la lengua meta.


El traductor cuenta con una amplia variedad de armas, más o menos útiles, que le permiten preparar la traducción con más o menos garantías. La investigación es una ellas. Los diccionarios, enciclopedias, glosarios son nuestros infatigables compañeros de batalla (ya nos fatigamos nosotros lo suficiente) A su vez, la traducción cuenta con las suyas propias, igualmente peligrosas, que hacen de esta doctrina una artesanía complicada.. Entre nuestros enemigos, falsos amigos, calcos, literalidad, neologismos, polisemias…, todos iguales de peligrosos.


Sirva el presente blog como espacio para compartir armas, combatir enemigos y hacer frente común para hacer del mundo de la traducción un lugar mejor. La unión hace la fuerza.

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