Wednesday 23 December 2009

APUNTES PARA NO METER LA GAMBA IV: LA NEGRITA

Señoras y caballeretes, niñas y niños, escuchad bien. ¡Hoy vamos a hablar de la negrita! Aquellos incisivos lectores (incisivísimos, diría yo) que sugieran bromas relativas a marcas de ron, por favor, cerciórense de que el gen que nos distingue de la especie porcina está en su caso en buen estado. Además sería el Negrita, no la negrita.


Bueno, al turrón:



La Academia la llama negrilla y la define como “la letra mayúscula o minúscula del mismo tamaño que la letra fina pero de trazo más grueso. Puede ser redonda o cursiva.”



A pesar de que a continuación se incluyen diversas funciones que generalmente se atribuyen a la negrita, ésta tiene un valor de comodín, por lo que muchos autores y editores lo emplean para destacar y resaltar sin definir con precisión qué es lo que quieren diferenciar. Otros rasgos diacríticos o diferenciadores tienen un cometido preestablecido y claro, pero la negrita presenta la dificultad de que su uso varía en función de la interpretación que le otorga el autor o el editor… y meto así de refilón, para que nadie se enfade, o el traductor.



Utilización:

- Se puede emplear para destacar la línea que corresponde a los títulos, subtítulos de capítulos, titulillos de párrafos, ladillos (ya está bien de bromas), etc.

En este caso, deberemos tener un ojo en la página y otro en el índice. Debemos ser uniformes en cuanto a su uso, esto es, si la utilizamos para los títulos, no podremos dejar ninguno en letra fina. Si esto ocurriese, perdería su función y, en lugar de señalar, estaríamos pintarrajeando el precioso texto que nos toca traducir. Si trabaja en pantalla— podrá comprobar estos rasgos mediante las herramientas de Estilo, que muestran un listado de epígrafes que le estamos dando.



Por ejemplo, en los libros de texto, se le otorga a la negrita un uso claramente de legibilidad; para abrir la página de un vistazo localizar los términos o partes que se desean resaltar. Acuérdense de los libros de Ciencias Naturales. A que la oración “el viento es el aire en movimiento” venía en negrita… ¿Qué tengo que memorizar de la lección del ecosistema? De cabeza a la negrita.



- En páginas web, publicaciones periódicas (reportajes, entrevistas y artículos, no en noticias) y didácticas, se usa para destacar nombres de personajes y otras palabras o sintagmas. En este caso, el subrayado tendría la misma función. En realidad aquí y siempre, lo que pasa es que queda un poco peor. Si miran cualquier columna de opinión o editorial, se darán cuenta de que el nombre de Belén Esteban aparece en negrita... pero sólo la primera vez. Sin pasarse.

- Entradas de diccionarios y de bibliografías. Como en el primer caso, facilitan la legibilidad. Imagínense el Collins (es un diccionario) sin negritas…, para morirse.


- En números de página de los índices. Se puede usar en los números de página de un índice para indicar:

a) Que el tema o nombre de la entrada encabeza el capítulo o unidad a la que hace referencia la entrada, o bien,

b) Que en esa página aparece una ilustración o fotografía de la entrada.

En este último su uso puede alternarse o combinarse con la cursiva, con lo que de este modo se obtendrían 3 usos: redonda (entrada normal), negrita (entrada de capítulo), cursiva (entrada que señala ilustración).


Séneca, 12, 48, 59


Chiquito de la Calzada, 63, 64, 114, 116, 205, 219


Esperanza Aguirre, 12, 300, 314-318



Y qué más decir de la negrita o negrilla o letra gorda o como quiera usted llamarla… Creo que lo único que debemos hacer es mantener la uniformidad en su uso. No nos van a quedar más narices (por no ser soez - como el canal) y decidir durante el proceso de traducción, cuándo vamos a utilizar los distintos rasgos diacríticos. No debemos intercambiar sus usos. Como cualquier expresión, la negrita es negrita porque así lo ha querido el señor redactor del texto origen y, por ello, debemos mantener su función intacta. Asimismo, como bien sabréis, el traductor en muchas ocasiones debe hacer de corrector del propio texto origen. Es decir, si veis una metedura de gamba, como traductores debéis corregirla. De hecho, muchas veces nos corresponde mejorar el texto del que nacerá nuestra traducción... Y acordaos: la figura del traductor, siempre o casi siempre en la sombra, ve la luz cuando el lector percibe un error. Mantengámonos en la penumbra.

¡Pluf! Tiro una bomba de humo y me voy de vacaciones. Merecidas, debo decir.

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